Pablo Cuerelly, el runner marplatense que el 19 de agosto fue intervenido por un trasplante de hígado, fue dado de alta ayer y sus seres queridos le organizaron una bienvenida inolvidable.
Pablo Cuerelly (46), el runner marplatense que superó un trasplante de hígado y salvó su vida de forma milagrosa, volvió a su casa y todo el barrio San José fue una fiesta: lo recibieron familiares, amigos, vecinos y compañeros entre aplausos, alegría y una emoción indescriptible.
El caso de Cuerelly tomó trascendencia pública en los últimos meses luego de que se supiera que precisaba un trasplante de hígado al detectarle una cirrosis pese a sus hábitos saludables y deportivos. Desde el 5 de junio encabezaba el listado nacional de emergencia del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai) y finalmente el 19 de agosto recibió el órgano en la Clínica Pueyrredon de forma exitosa.
Cerca de las 14 de hoy, el runner llegó a su casa de Guido entre Matheu y Formosa a bordo de un auto gris tras recibir el alta médica y nunca imaginó todo lo que vendría después: amigos, vecinos y la familia cortaron la cuadra y lo recibieron entre aplausos, con carteles, un pasacalle y remeras con la inscripción “Los órganos no van al cielo. #TodosPorPablo”. También hubo una suelta de globos y de “papelitos” de colores.
En la bandera que atravesaba la calle se podía leer: “Pablo, esta maratón la corremos con vos. Te queremos. Mamá, hermanos, cuñados, tu mujer, sobrinos, suegros, amigos y compañeros”.
“El recibimiento fue hermoso. No nos vamos a olvidar jamás de este día”, expresó Romina, la esposa de Pablo, y luego describió que “fueron meses de mucha angustia pero se logró, se pudo”. “Es un milagro”, resumió.
Incrédulo por lo que estaba viviendo, Pablo bajó del vehículo, saludó a los presentes, alzó sus brazos como si hubiera llegado a la meta de una competencia y rompió en llanto. A su lado, su esposa Romina lo consolaba y trataba de tranquilizarlo.
“Es increíble. Nunca me lo imaginé”, dijo el deportista sobre la bienvenida.
En cuanto a la complicada situación que le tocó atravesar mencionó que fue “la carrera más difícil”. “La luché mucho, fue difícil, pero con el amor de todos lo logré”, relató.
Para Cuerelly “otra vida empieza” a partir de hoy y aprovechó el momento para agradecer “a toda la gente de la clínica, el equipo médico, mi mujer, y muchas personas que me ayudaron”. “No hubiera podido nunca solo”, señaló.
Finalmente ingresó a su vivienda del barrio San José, donde seguirá con la recuperación, bajo la conmovedora ovación de todos sus seres queridos.
“Es un milagro de Dios”
Antes de que su paciente fuera dado de alta, el doctor Diego Fernández, quien estuvo a cargo de la operación, dijo que el caso de Cuerelly “es increíble”. “De casi perder la vida a estar a las 24 o 48 horas hablando con él, saliendo de la cama”, relató el presidente de la Fundación Mar del Plata Trasplante.
“Uno siempre está a la espera de ese milagro, que en realidad fue un múltiple milagro porque tienen que coincidir muchas otras cosas”, agregó.
En ese sentido, el profesional mencionó que “él recibió un órgano aún mejor, de un donante más joven y del tamaño más adecuado. Era más lejos, pero pudimos hacer un vuelo privado”.